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Sahara libre, mucho más que datos en una gráfica


El día 18 de febrero del presente año el periódico Atalayar compartió un artículo titulado: “Francia refuerza su alineamiento con Marruecos respecto al Sáhara Occidental. El cual resalta la visita de la ministra de Cultura, Rachida Dati, a la región del Aaiún, junto a su homólogo marroquí Mohamed Mehdi Bensaid, reafirmando el apoyo de Francia al Plan de Autonomía de Marruecos para el Sáhara Occidental. El ministro marroquí indicó que Marruecos sigue afirmando su plena soberanía sobre sus provincias del sur, y que activar el reconocimiento de esta realidad constituye un mensaje político claro e importante. Considerando que “la asociación cultural con Francia refuerza esta tendencia, especialmente a través de proyectos que tienen como objetivo valorizar el patrimonio cultural de la ciudad de Tarfaya, que está asociada a la personalidad de Antoine de Saint-Exupéry, donde su legado histórico se invertirá en la valorización de la influencia cultural de la región”. Estas declaraciones reafirman el sentimiento marriqui por apropiarse completamente de un territorio que no le pertenece. En este escrito, mi intención no es dar predicciones, cifras o valores para ver esta situación de manera teórica, académica y geopolítica, de hecho, busco lo contrario, busco contar la historia del Sahara occidental.


El Sahara Occidental es un territorio en el norte de África situado en el extremo occidental del continente, a orillas del océano Atlántico y con una rica historia cultural. En la época precolonial, los antiguos pueblos saharauis eran conocidos por ser nómadas del desierto. Sin embargo, con el desarrollo del comercio en el Magreb y por su ubicación estratégica entre Marruecos y Malí, la sociedad fue evolucionando y se estableció un sistema de organización social más complejo. Con la llegada de los colonos a África, cada uno de los territorios fue objeto de debate y disputa entre las potencias coloniales. En el caso del Sáhara Occidental, este territorio pasó a formar parte de la colonia española, lo que ha dejado una huella importante en su idioma y cultura. Con la instauración de las misiones de descolonización de las Naciones Unidas se esperaba que España se retirara, dejando tras de sí un gobierno organizado y democrático. No obstante, esto no ocurrió, ya que se firmaron ilegalmente los acuerdos tripartitos de Madrid mediante los cuales se decidió repartir el territorio entre Marruecos y Mauritania.


Incluso con la resistencia del pueblo saharaui, las fuerzas marroquíes fueron más fuertes y, apoyadas por otras potencias como EE. UU., Reino Unido y Francia, cometieron hechos lamentables como la Marcha Verde. Por su modo de operar llevaron a la población saharaui a dejar sus casas, su ciudad y su país huyendo a la provincia de Tinduf, en Argelia. Ese éxodo junto con el conflicto que enfrentó Marruecos y Argelia, el cual dio lugar a la Guerra de las Arenas, que dejó cicatrices imborrables en los pueblos, llevó a reforzar el sentimiento revolucionario y liberal del Frente Popular por la Liberación de Saguía el Hamra y Río de Oro. El Frente Polisario, por medio de todos sus esfuerzos, respondió a la ocupación, pero los saharauis tuvieron que salir de su territorio. Actualmente, más de nueve millones de saharauis viven en campos de refugiados tras más de 50 años de disputas entre el Frente Polisario y Marruecos. Como se mencionó al principio de este artículo, la intención es sacar al Sáhara del juego geopolítico que muchos analistas ven, y reconocerlo como lo que realmente es: una violación a los derechos de nueve millones de personas que tienen una nacionalidad, tradiciones y una historia común. Cada saharaui nacido en estos campos conoce la composición de lo que consideran su paraíso, ubicado allí, ya sea que esté ocupado o no por Marruecos, lo siguen considerando su hogar.


Con la llegada de los años, los saharauis no se han quedado estancados, y su valentía y resiliencia son dignas de admirar. Han organizado y configurado una sociedad en el desierto, en un territorio que les ha sido arrebatado, y, enfrentando numerosos desafíos, han logrado establecer escuelas, colegios, hospitales, centros de formación técnica, huertas, barrios e incluso un gobierno democrático que, pese a la ausencia de un territorio físico propio, reafirma el significado de comunidad y Estado. Aun con todo esto, en los campos de refugiados del Sáhara se respira unidad, solidaridad y un profundo sentido de pertenencia, que sentí desde el primer momento de mi llegada allí. Cada uno de los esfuerzos en la distribución de las ayudas humanitarias para la alimentación, así como cada misión internacional que acude a conocer la historia y la situación del pueblo saharaui, es recibido con un amor inmenso y la disposición de compartir su historia como pueblo, lejos de ser reducida a meros recursos como el abundante fosfato de sus costas ocupadas. Con gran insistencia y anhelo, las familias esperan que las personas que no pudieron abandonar la región estén bien o, al menos, vivas.


Tras este relato, es fundamental recordar que lo que piden los saharauis es que este mensaje llegue a un público más amplio, para que se conozca la existencia de esta ocupación ilegal y se afirma la convicción de que el Sáhara será libre. Es de vital importancia que comprendan este mensaje; y si alguien llegase a preguntar por qué no se había escuchado antes, la respuesta es sencilla: entre España, Marruecos y Francia existen intereses y juegos de poder que se han impuesto a costa de un pueblo que fue despojado a la fuerza de su territorio, un pueblo que muchos desconocían. Hoy se puede constatar que hay un pueblo que resiste, que existe y que persiste en su lucha por recuperar sus territorios, esperando que los juegos de poder entre los hegemones lleguen a su fin. Con estas líneas damos inicio a un recorrido que busca rescatar la verdadera historia del Sáhara Occidental, una narrativa de resistencia y dignidad que trasciende las predicciones mediáticas y reivindica el derecho inalienable de un pueblo a su libertad.

La invitación queda abierta para todos los lectores, para que conozcan la historia del Sáhara Occidental y lleven consigo el mensaje de esperanza: el Sáhara será libre. Que este llamado resuene en cada uno de nosotros, recordándonos la lucha y determinación de un pueblo que persiste en su anhelo de justicia y libertad.


Foto tomada de: Elplural.com


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