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Sebastián Triviño

Tensiones del viejo y el nuevo mundo: ¿una posible guerra mundial?



En los últimos días hemos escuchado que la confrontación entre Rusia y Ucrania podría desembocar en un conflicto internacional a gran escala, al punto que muchos expertos han demarcado que podría llegar a ser considerada como la tercera guerra mundial. Más allá de lo que establecen los medios de comunicación sobre las posibles pretensiones expansionistas de Vladimir Putin o el auge en las relaciones que ha logrado Ucrania con Occidente desde la llegada del mandatario Volodimir Zelinski al poder, existe un trasfondo que debe ser analizado con detenimiento a la hora de realizar un diagnóstico sobre el impacto que este conflicto podría generar a nivel mundial.


En primer lugar, es relevante resaltar que la declaración de independencia de Ucrania en 1991 representó un incremento del conflicto Kiev-Moscú. Ahora bien, dentro del marco actual esta tensión se acentúa por el hecho de que Rusia se demuestra reacio al acercamiento de Ucrania hacia las instituciones europeas (la OTAN en particular), por lo cual se ha especulado que Rusia planea realizar una invasión militar para detener este acercamiento, puesto que Ucrania comparte fronteras tanto con la Unión Europea como con Rusia. El profundo acercamiento cultural e histórico que comparten estas dos naciones y las decisiones políticas actuales han provocado que los rebeldes prorrusos, quienes han luchado contra el ejército ucraniano, se vean afectados por un conflicto que ha cobrado más de 14.000 vidas.


Ahora bien, aunque Putin niega la intención de una invasión militar a territorio ucraniano el mandatario ruso afirmó que: “se tomarán las apropiadas medidas técnico-militares de represalia si continúa el enfoque agresivo de Occidente.” La OTAN ha catalogado que el riesgo de invasión es muy probable, y Estados Unidos indica que Rusia no ha ofrecido ninguna explicación sobre las tropas apostadas cerca de Ucrania, y sobre las tropas y los tanques rusos que se dirigieron a Bielorrusia para realizar ejercicios. Por lo tanto, la inteligencia occidental ha afirmado que a inicios de este 2022 es muy posible que tome lugar este conflicto que el vicecanciller de Rusia comparó con la crisis de los misiles cubanos de 1962, cuando Estados Unidos y la Unión Soviética estuvieron cerca de un conflicto nuclear.


Por consiguiente, las pretensiones de Rusia consisten en seguir teniendo un control sobre Ucrania en detrimento de los nuevos acercamientos con la OTAN, ya que estos están causando la pérdida de nexos fundamentales con su país vecino en cuanto a cooperación internacional y demás. Asimismo, lo que Rusia quiere con Ucrania directamente es lograr el cumplimiento de los acuerdos de Minsk los cuales se establecieron en 2015, pero a la fecha han estado lejos de cumplirse y, sobre todo, buscan entablar diálogos sobre ideas de un posible regreso a un Estado potencia y de unión.


Finalmente, occidente en especial Estados Unidos han mostrado una gran disposición para brindarle protección al territorio ucraniano donde sus principales herramientas de cooperación parecen ser las sanciones y la ayuda militar en forma de asesores y armas. No sabemos que desencadenará este conflicto, pero sin lugar a duda, estamos en presencia de uno de los eventos internacionales de gran magnitud de los últimos años por el establecimiento del poder de los principales actores de la geopolítica.

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